
Batista Perales S. Alejandra
Fundamentos del Psicoanálisis
En el presente trabajo abordaremos lo que considero uno de los temas más importantes del psicoanálisis: El “Más allá del Principio del Placer” y su Pulsión de muerte. Podría incluso llamarlo el gran descubrimiento del psicoanálisis.
Decidí abordar este tema porque en mi opinión si no entendemos la lógica de la Pulsión de muerte, nos encontraremos con la gran dificultad de entender la misma teoría del psicoanálisis por lo tanto, todas las manifestaciones en la clínica que podamos abordar e incluso lo que ocurre en la vida cotidiana.
Asimismo, a continuación leeremos una breve comparación sobre el pensamiento Freudiano y Lacaniano. Abordaremos también el concepto de goce y por último, siguiendo esta línea se plantea una crítica al pensamiento Milleriano.
Freud conceptualiza la Pulsión de Muerte en “Más allá del principio del placer” descubriendo que parece ser que los humanos tenemos una fuerza que nos lleva a repetir una y otra vez ciertos traumas.
De aquí surgiría la pregunta ¿Por qué repetiríamos ciertos traumas si son displacenteros?
Freud da dos respuestas que en mi opinión son contradictorias:
- Repetimos este trauma para intentar elaborarlo.
- Lo que nos lleva a repetir estos traumas es una fuerza autoagresiva dentro del organismo (del yo) que nos lleva a repetir, a esto le llamamos pulsión de muerte; aquello que está más allá del principio del placer.
¿Qué es el Principio del placer?
El principio del placer tiende hacia una satisfacción; tranquilidad, lo que no produzca situaciones dolorosas.
“Mas allá” lo definimos también como una satisfacción, pero que contiene esa misma satisfacción a la dimensión en la repetición de un trauma.
Podríamos decir que el Principio del placer es aquello que nos lleva a una satisfacción pero que topa con una pared, con un límite. Y ahí es cuando encontramos el más allá del cual hay un trauma.
Si volvemos a los primeros textos de Freud; a las primeras formulaciones del Principio del placer ya encontramos ese más allá.
¿Por qué? ¿Qué dice?
El Principio del placer ese regulador del aparato psíquico que lleva la descarga hasta un cierto límite; más allá del cual aparece lo traumático.
Es la misma lógica, solo que en el “Más allá del Principio del placer[1] descubre en el inconsciente que hay algo que tiende a satisfacerse, y cuando aparece y se repite es del orden traumático.
La única diferencia es que, si bien, al principio ya estaba el más allá 2 , Freud entendió en sus inicios que ese trauma era únicamente sexual3.
Freud decía que si es traumático para el Yo, es satisfactorio para esa otra parte sexual.
El modelo del “Más allá del Principio del placer” estaba desde un inicio, solo que era un displacer para una instancia de placer repetida.
En esta segunda parte del psicoanálisis, el mismo Freud dice que tuvo que vencer muchísimos obstáculos del pensamiento propio para reconocer que hay una tendencia a repetir un trauma; una satisfacción, que en el origen no fue satisfacción sexual, solo una satisfacción traumática.
Lo traumático para Freud era explicado porque violaba la Ley fundamental de la sociedad humana; la prohibición de la unión incestuosa.
Freud siempre habla del inconsciente reprimido, habla de esta pulsión sexual que buscaría la unión sexual, la unión amorosa con los progenitores.
En ese sentido, en sus primeros escritos Freud aún no puede entender lo que plantea después en Más allá del Principio del placer: Lo que se repite no es la realización anterior de una fusión incestuosa; lo que se repite es el corte, la castración.
Para esclarecer lo anterior podríamos ocupar uno de los casos clínicos de Más allá del Principio del placer, el caso clínico de Fort Da, el niño que juega a hacer desaparecer al carretero, siendo interpretado por Freud como hacer desaparecer a la madre.
Freud explica que lo que ahí desaparece en el niño es el gran objeto de satisfacción sexual: la madre. Desde la perspectiva lacaniana, entenderíamos este caso clínico como el niño que nace significado como una prolongación del cuerpo materno. Él es quien se resta, el que desaparece de esa unión con la madre encontrando la satisfacción en desaparecer.
Para Freud la satisfacción está en encontrarse con la madre, encontrar el primer objeto perdido. Pareciera que más bien, la pulsión en última instancia apunta a reproducir ese corte a perderse entre sujeto como objeto parte del Otro, como el falo del Otro.
Entendamos para el psicoanálisis el incesto como una especie de referente de goce complementario, la unidad (el eros) primaria entre el hijo y sus progenitores; de lo que se trata en última instancia en la pulsión es repetir una separación, un desapego a quedar desligado del Otro; del amor, del deseo, incesto, de la satisfacción sexual.
El Sujeto como tal va a aparecer en el momento en el que desaparezca del lugar en el campo del Otro. El niño va a nacer en el momento que se separe del cuerpo de la madre.
Lacan plantea que la castración es para la madre, no para el niño. Perder al niño significa perderse del falo; sustraerse del niño como el falo. Remarca la dimensión ética de la función separadora: la función de la muerte.
Es importante preguntarse cuál es la función de esa repetición traumática, ¿función separadora o unificadora?
¿Qué se simboliza en perder? Perder significa ya no ser la posesión del Otro. La muerte del Yo como objeto de satisfacción de la madre.
Freud llama Pulsión de muerte, no instinto de muerte; satisfacción de una parte del sujeto, nunca de la satisfacción de un instinto.
En los primeros casos de Freud lo que se repite en el síntoma es la supuesta satisfacción sexual traumática, mas en la última instancia es una satisfacción por una operación de separación o castración.
Es el sujeto que en ese síntoma opera su agente de la castración; fundado en esta pulsión llamada muerte.
Diría que la equivalencia a la pulsión de muerte, es la castración y la separación; son operaciones equivalentes.
La referencia de la muerte, es una referencia universal, siempre que aparece la muerte (en cuanto a expectativa) es muerte de un estado en la vida, de una manera de vivir.
La operación de castración, que está realizada en el síntoma, o que el síntoma repite va de la mano con los intereses de la pulsión separadora, no la que busca el incesto.
En ocasiones se percibe que la pulsión de muerte está del lado del incesto. Al volver a leer Más allá del principio del placer en todos los casos clínicos, no hay repetición del incesto, todo se trata de repetir la separación.
Esas contradicciones estaban en Freud, no en su clínica, en la conceptualización de su propia clínica. Si yo doy la hipótesis de que toda satisfacción del inconsciente tiende a una realización sexual, (eliminatoria de la dimensión de la falta) no puedo entender la mayoría de los fenómenos clínicos; sería forzar para ver cómo la repetición traumática puede dar lugar a la repetición de una satisfacción narcisista.
Si uno entiende que el inconsciente tiende en última instancia a una reunión incestuosa, pensará que hay que reprimirlo, que eliminarlo.
En muchos casos, parece que es así, en la primer lógica del psicoanálisis está muy claro que lo que apunta la clínica es a levantar la represión y después parece que la repetición es un intento de resguardarse de la pulsión de muerte de la cual habría de alejarse. Este tipo de lectura quedaría del lado de reforzar la repetición.
Por ejemplo, Miller asegura que la pulsión de muerte es la pulsión del SuperYó, le quita absolutamente toda esta dimensión donde se funda la ética del inconsciente, que es esta función separadora, liberadora de los lazos de esclavitud al deseo del Otro.
Para Lacan toda pulsión es de muerte. La lógica que establece Lacan en relación con lo anterior tiene que ver con que lo pulsional es “ahí” donde muere, cae como objeto de goce Otro, nace. En el mismo momento en el que desaparece, aparece como sujeto.
Desde la otra postura siento que hay una omisión de un primer descubrimiento Freudiano, que es que en donde el Yo se angustia es donde se satisface el inconsciente.
Parece que muchos leen que en donde el Yo se angustia es donde opera la pulsión de muerte que vendría a hacer sufrir, a gozar entendiéndose como satisfacer ese sufrimiento y que habría que alejar a estas personas que son “adictas” a satisfacerse de esa forma sufriente y quedan del lado de reprimir la pulsión y de llevar a la persona como a un medio moralizador.
Pareciera que le creen demasiado al Yo, que en donde siente displacer hay que alejarse de ello.
Y esto es contrario al primer descubrimiento Freudiano que hay algo en el orden de lo inconsciente que se satisface Más allá de lo que el Yo dice sentir. Y que hay que creerle más a la repetición que a los dichos de ese Yo.
Esa repetición siempre (la repetición de lo real) siempre es separadora, traumática. La esencia de lo traumático es separador.
El goce con repetir la experiencia de repetir por el agujero o entrar en el agujero. [2]
Eros y tanatos: el conflicto entre las aspiraciones narcisistas fantasmáticas incestuosas por un lado fálicas esencialmente, (fálico porque es la satisfacción de encontrar la media naranja, lo que hace la unión el complemento). Goce fálico es ese goce de completud.
Lo pulsional, lo repetitivo, lo traumático es el goce de la castración.
Podríamos ilustrar la información con el siguiente ejemplo:
El parto: Las mujeres pierden la unión con su hijo que llevan dentro de sí durante nueve meses. Pierden su objeto exclusivo, parte de su ser, parte que las completa. Pero cuando ellas describen el dolor del parto, hay un regocijo a la expulsión de la pérdida y eso es algo que satisface perder.
El goce sexual es como una búsqueda preliminar de ese estado total de unidad, pero a lo que se llega uno, lo que se encuentra, es precisamente que se realiza la no realización. No hay una unión perfecta, donde el sujeto encaja perfectamente con el Otro.
Lo anterior me hace recordar aquel texto de Freud “Los que fracasan al triunfar”; todo triunfo en el sentido de todo goce implica un fracaso.
¿Qué se pierde? El goce fálico.
A lo que se refiere Freud en Más allá del principio del placer, el Principio vendría a tener una limitación en la satisfacción que no se puede atravesar cierto límite, el límite de lo traumático, de la separación. Más allá de este es donde empieza este goce del trauma que está mezclado como ese placer con tintes de sufrimiento.
En ese sentido, en el diván, intento entender la clínica desde esa estructura: Cuando los pacientes llegan a este cierto límite y no lo pueden atravesar, pienso que atravesar ese límite implica por un lado a esa separación de ese Otro primordial que todavía no se. Como tengo esa idea de referente y trato de averiguar en qué sentido atravesar ese límite que se están poniendo es para no llegar a la realización de ese deseo inconsciente que traería consigo un acto de separación.
El momento de repetición de un trauma, eso freud dice ahí está el goce del inconsciente. es evidente que lo que se repite es un momento de muerte.
la satisfacción obtenida por el síntoma es equivalente al orgasmo, en los dos casos lo que le faltó definir a Freud es que en el orgasmo de lo que se trata es el goce de desaparecer como objeto fálico del Otro.
En el texto “Inhibición síntoma y angustia” Freud define la angustia frente a no al peligro exterior, si no, a un peligro para el Yo que proviene de la pulsión. Donde está por satisfacerse la pulsión, lo reprimido es en el lugar en el cual el Yo se angustia.
La angustia para es como una brújula que el analista puede usar cuando el sujeto dice que se angustia frente a determinada situación. Es importante precisar frente a qué es en eso de que se angustia para ver en qué lógica ese lugar a donde se acerca estaría más allá del principio del placer y estaría rompiendo una barrera moral narcisista yoica.
La mayoría de los analistas suelen leer la lógica de la otra forma, suelen poner la pulsión de muerte del lado del SuperYó. Pareciera que la enseñanza de Miller tiende a eliminar la división del sujeto, desconozco si aún sostiene esa postura.
Si yo pongo que la pulsión es la instancia moral, ¿en dónde queda el conflicto, la división del sujeto?
- Entendiéndose como la repetición del trauma.
- Entiéndase como la repetición traumática.
- Sexual como una unión incestuosa.
2 La función del agujero como lo real; está ligado con el goce.